Fisiología nasal
Fisiológicamente, las fosas nasales tienen dos funciones principales: la respiración y la olfacción. Además, en la formación del lenguaje, las fosas nasales actúan como órgano de resonancia para la voz.
Como órgano respiratorio, la nariz tiene por objeto calentar y humedecer el aire de la respiración, purificándolo de partículas de polvo. El relieve de los cornetes y la forma de los meatos hace que se formen unas turbinas de aire que favorecen esta función.
La lámina cribosa, en la porción superior de la fosa nasal, es donde se localizan las células olfatorias. Las podemos encontrar también en la parte media del cornete superior y, una superficie equivalente, en la parte alta del tabique. Si la nariz se encuentra taponada, la voz pierde timbre y resonancia, quedando así apagada. Este trastorno del lenguaje se denomina rinolalia.
La nariz también desempeña la función de ventilación y drenaje de los senos paranasales, así como del aparato lacrimal.
Otras funciones accesorias son las motoras, sensoriales, tróficas y vasomotoras. Por ejemplo, si se excita la mucosa nasal, se produce una contractura refleja de los músculos faciales, un movimiento de los globos oculares y de la cabeza hacia un lado. Estos fenómenos van acompañados de una congestión de la mucosa nasal y de un aumento de la secreción de las glándulas nasales, todo lo cual termina con el estornudo.